Inundaciones y educación. Aprendiendo a golpe de desastre

Las lluvias torrenciales provocadas por la DANA de 2024 en Valencia han puesto de manifiesto, una vez más, la vulnerabilidad del territorio ante las inundaciones. A pesar de los avances en planificación y prevención, las crecidas de los ríos y la acumulación de agua en zonas urbanas han causado importantes daños, evidenciando, entre otros, la necesidad de una mayor concienciación, formación y conocimiento del funcionamiento natural del territorio. El cambio climático, además, está incrementando la frecuencia e intensidad de estos eventos extremos. En este contexto, la educación juega un papel clave, y la incorporación de herramientas como los visores de cartografía de riesgo en el aula puede mejorar la comprensión de este fenómeno.

La educación es una herramienta clave para la gestión del riesgo. Parece una cuestión de  sentido común, es algo que numerosos geógrafos/as y educadores/as ambientales han puesto de manifiesto y defendido desde hace años. La denominada “DANA de Valencia” (29 de octubre de 2024), con 227 víctimas (224 entregados a sus familiares y 3 desaparecidos) en esta provincia, ha manifestado de forma radical la elevada vulnerabilidad existente en muchas zonas de España y especialmente de la costa mediterránea frente a las inundaciones. En cuestión de horas, las lluvias torrenciales, transformadas en crecida relámpago de ramblas y barrancos, anegaron calles y viviendas, colapsaron infraestructuras y obligaron a desalojos, generando pérdidas millonarias. Sin embargo, más allá del impacto inmediato, este desastre reaviva una cuestión clave: la necesidad de una gestión integral del riesgo que debe integrar una apuesta por la formación en cambio climático y riesgos naturales a la población.  En otras palabras, una sociedad bien informada en materia de riesgo será siempre una sociedad más segura, resiliente, más capaz de responder a las manifestaciones extremas del medio natural.

Los estudios geográficos realizados (Morote y Olcina, 2021) muestran cómo la enseñanza del riesgo de inundación en Bachillerato, mediante el uso de Sistemas de Información Geográfica (SIG), puede contribuir a mejorar la conciencia y preparación de la ciudadanía. A través del manejo del visor de cartografía de riesgo del PATRICOVA (Plan de Acción Territorial sobre Prevención del Riesgo de Inundación en la Comunidad Valenciana), se demuestra que el acceso a herramientas cartográficas y a información geoespacial puede ser fundamental para que los estudiantes (y posteriormente sus familias) comprendan mejor los peligros a los que está expuesto su entorno.  El PATRICOVA es un plan normativo de ordenación del territorio para la reducción del riesgo de inundación, aprobado en 2002 en la Comunidad Valenciana, y que ha conocido actualización en 2014. Es un plan de obligada observancia en los procesos urbanísticos de asignación de nuevos usos del suelo en la escala municipal. Contiene el articulado que regula su aplicación y una cartografía oficial de peligrosidad y riesgo de inundación que se va actualizando de forma periódica, como se puede ver en las imágenes.

Figura 1. Cartografía de riesgo de inundación (imagen superior) y peligrosidad de inundación (imagen inferior) de las zonas más afectadas por la DANA del 29 de octubre de 2024

 

Riesgo: riesgo al que se encuentra sometido un territorio debido a las inundaciones, que resulta de la combinación de la peligrosidad por inundación y de la vulnerabilidad del uso del suelo. Estos contenidos se basan fundamentalmente en la incorporación de factores económicos, sociales y medioambientales que fueran susceptibles de verse dañados debido a los efectos negativos de una inundación.

-Color rojo (“Riesgo muy alto”)

-Color naranja (“Riesgo alto)

-Color amarillo (“Riesgo medio”)

-Color verde (“Riesgo bajo”)

-Color azul (“Riesgo muy bajo”)

 

 

Peligrosidad: se define la peligrosidad por inundación como la probabilidad de ocurrencia de una inundación, dentro de un período de tiempo determinado y en un área dada. Hay 6 niveles de peligrosidad, nivelados del 1 al 6 de mayor a menor peligrosidad y un séptimo nivel de peligrosidad geomorfológica.

-Color rojo (“Peligrosidad 1”)

-Color rosa (“Peligrosidad 2”)

-Color azul (“Peligrosidad 3”)

-Color verde (“Peligrosidad 4”)

-Color violeta (“Peligrosidad 5”)

-Color amarillo (“Peligrosidad 6”)

-Color naranja (“Peligrosidad geomofológica”)

 

Fuente: Instituto Cartográfico Valenciano (2025): Visor cartográfico. https://visor.gva.es/visor/?extension=325569,4050833,1098587,4673101&nivelZoom=8&capasids=Imagen;&tcapas=1.0&idioma=es

La gestión del riesgo y la educación es una asignatura pendiente. Es cierto que en los últimos años se han aprobado normativas y políticas que ha favorecido la enseñanza del cambio climático y los riesgos atmosféricos, pero para que resulte efectiva es necesaria una formación del profesorado en estas cuestiones y así se ha recogido en la última ley educativa (LOMLOE). La Geografía juega un papel destacado en este proceso. Las inundaciones en el litoral mediterráneo español, en la propia Comunidad Valenciana, no son un fenómeno nuevo. La historia reciente está plagada de desastres causados por crecidas fluviales devastadoras en el este de España (1879, 1946, 1957, 1962, 1973, 1982, 1987, 1994, 1997, 2018, 2019). A lo largo de las últimas décadas, se han implementado diferentes estrategias para mitigar el riesgo, desde infraestructuras de laminación de avenidas y de avenamiento hasta normativas urbanísticas estrictas o planes para la gestión de la emergencia. Sin embargo, los efectos de la DANA de 2024 han evidenciado que estas medidas no son suficientes si no van acompañadas, entre otras, de una adecuada educación y concienciación.

La enseñanza del riesgo natural en Educación Secundaria y Bachillerato no solo permite que los estudiantes adquieran conocimientos teóricos sobre este problema, ya que además, fomenta el desarrollo de habilidades prácticas mediante el uso de herramientas como los SIG. Estos sistemas permiten analizar y visualizar datos geoespaciales históricos y en tiempo real, lo que facilita la identificación de zonas vulnerables y la comprensión de los factores socio-territoriales que contribuyen a agravar los efectos de las inundaciones.

El PATRICOVA, a pesar de no ser estar ideado como recurso educativo, es una herramienta de notable potencialidad para su uso en el aula o incluso fuera de ella (realización de salidas de campo). Todo depende de la formación del profesorado y de las condiciones de equipamiento del aula (ordenadores, acceso a Internet, etc.). Este plan territorial contiene, como se ha señalado, una cartografía detallada de peligrosidad y de riesgo de inundación de la Comunidad Valenciana. Para la enseñanza es una herramienta que permite conocer las zonas en mayor o menor medida expuestas al peligro de inundaciones. Su uso en el aula permite al alumnado  trabajar con información actualizada y específica de su entorno, lo que aumenta el nivel de aprendizaje sobre el medio físico y las actuaciones llevadas a cabo por el ser humano en él. Y permite la comprensión de los conceptos básicos del análisis de riesgo (peligrosidad natural, vulnerabilidad, exposición, riesgo).

Es imprescindible que el alumnado reconozca el riesgo como plasmación en el territorio de actuaciones que lleva a cabo el ser humano sin tener en cuenta el comportamiento, a veces, extremo del medio físico. En otros términos, que no hay riesgo sin intervención humana. Y ello se puede mostrar viendo las diferencias entre un mapa de peligrosidad y otro de riesgo, como mostramos. A pesar del enorme potencial didáctico de este tipo de visores, la realidad es que no se utilizan de manera generalizada y frecuente en las aulas, ni incluso en territorios con alto grado de exposición. Esto dificulta su difusión a la sociedad en general.

La cartografía de riesgo es un recurso desaprovechado en los centros escolares. Tras la DANA de 2024, la cartografía de riesgo ha cobrado especial relevancia en el debate público. Mapas que antes eran consultados casi exclusivamente por especialistas han comenzado a aparecer en medios de comunicación y redes sociales, despertando un creciente interés entre la población que, la mayoría, desconocía. Muchas familias, desde hace pocos meses, han sabido de su existencia y de la exposición de su vivienda, barrio o pueblo a las inundaciones. Pero muy pocos medios de comunicación explicaban como interpretar esos mapas. Se corre el riesgo, así, de que la cartografía se convierta en objeto de rechazo social, al relacionar el usuario -por propia intuición- que una mancha de color significa que su casa está sin más, en zona inundable. Sin atender a criterios de elaboración del mapa, o a la propia escala de representación. De modo que una buena acción, a priori, puede tener efecto contario en la población que recibe la información, al no estar educada en su interpretación correcta. Esta cuestión se planteaba ya en la entrada publicada en GeocritiQ ¿Por qué no hacemos lo que pensamos en la geografía ciudadana? A propósito de la enseñanza del cambio climático en el aula(11 de marzo de 2024), donde se explicaba cómo la representación social del riesgo climático era un obstáculo para la educación crítica del entorno. Si se asocia cambio climático a un proceso global, genérico y conceptual, con imágenes estereotipadas (como el oso en el iceberg) no lo sabrán relacionar con los problemas del entorno, y sobre todo, no generan una actitud de querer comprender los procesos que describe la cartografía.

Esto limita enormemente la capacidad de la población para tomar decisiones informadas y adoptar medidas preventivas.  Aquí es donde la enseñanza del riesgo de inundación cobra una importancia fundamental. Si desde la etapa escolar se fomenta la enseñanza al alumnado a manejar herramientas cartográficas e interpretar información geoespacial, siempre en un entorno adecuado de aprendizaje donde se eduque en el conocimiento del entorno próximo y de su comportamiento en ocasiones extremo, la sociedad, en su conjunto, podrá estar más preparada para afrontar episodios como el registrado en la comarca de l´Horta Sud de Valencia.

El uso de tecnologías como los SIG en el aula no solo mejora la enseñanza de la Geografía, sino que también fomenta competencias clave en el ámbito digital. En un mundo cada vez más interconectado y dependiente de la información geoespacial, saber interpretar datos cartográficos y manejar herramientas de análisis territorial se convierte en una habilidad de gran valor. En este sentido, es fundamental que las administraciones educativas impulsen programas específicos que integren estos contenidos en el currículo escolar. Este proceso debe estar acompañado de formación del profesorado para que pueda utilizar estas herramientas, interpretar los productos cartográficos que ofrecen de manera efectiva y transmitir su importancia a los estudiantes. Sin un compromiso claro por parte de las administraciones educativas (estatal y regionales) en este sentido, el conocimiento sobre el riesgo de inundación seguirá siendo una asignatura pendiente en nuestra sociedad.

La cartografía de riesgo ha cobrado relevancia tras la dramática DANA de Valencia, pero aún queda un largo camino por recorrer para que esta información llegue de manera efectiva a la población. La clave está en el conocimiento educativo de cómo aprendemos a adoptar decisiones en la vida social, y a ello deben conducir los objetivos de la enseñanza escolar. Si formamos a los jóvenes en el análisis y comprensión del riesgo, estaremos construyendo una sociedad más preparada y resiliente ante los peligros naturales. Es ahora el tiempo de la acción, del fomento sin cortapisas de educación para el riesgo en las aulas. Y la Geografía, como disciplina del análisis de riesgo, está llamada a jugar un destacado papel en este proceso.

 

Para más información: Morote, A.F. y Olcina, J. (2021): “La enseñanza del riesgo de inundación en Bachillerato mediante Sistemas de Información Geográfica (SIG). El ejemplo del PATRICOVA en la Comunidad Valenciana (España)”, Anales de Geografía,  41 (2), 431-461. https://dx.doi.org/10.5209/aguc.79344

Álvaro-Francisco Morote (1) & Jorge Olcina (2)
Álvaro-Francisco Morote (1) & Jorge Olcina (2)
1. Departamento de Didáctica de las Ciencias Experimentales y Sociales, Universidad de Valencia. 2. Departamento de Análisis Geográfico Regional y Geografía Física.
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