La mezcla social y la interculturalidad como solución a las desigualdades urbanas

Las sociedades contemporáneas son cada vez más urbanas. Según el Banco Mundial, el 50% de la población mundial vive en ciudades y se prevé que en 2050 esta cifra represente 7 de cada 10 personas. En este contexto, se necesita remodelar y repensar las urbes segregadas, polarizadas. El derecho a la ciudad como derecho a la vida urbana preconizado por Henri Lefebvre se debe aplicar a todas las áreas urbanas. Los medios para llegar a ello son la mezcla social y la interculturalidad. Además de ser factores de cohesión social, mejoran el bienestar de la población urbana a través de un aumento de la eficiencia económica, social y cultural y de la equidad distributiva.

Es primordial mejorar el bienestar de la población urbana, porque no podemos negar que las desigualdades urbanas afectan de forma negativa, sobre todo a las clases populares, que representan a la población urbana más numerosa. Tienen dificultades para acceder a una vivienda, para llegar a final de mes, para acceder a unas zonas urbanas. Sus miembros están segregados en unos barrios que suelen carecer tanto de infraestructuras de movilidad, como de equipamientos. La segregación geográfica se establece cuando “algunas áreas de una ciudad muestran una sobrerrepresentación y otras áreas una infrarrepresentación de un grupo de población determinado. La segregación social se destaca por la falta de interacciones entre grupos sociales”, como muestran los sociólogos con indicadores aplicados a ciudades concretas.

La ciudad de Barcelona en España ilustra perfectamente esta descripción: la situación de las clases acomodadas de los barrios del distrito de Sant Gervasí se opone a la de la población humilde de los barrios del Besòs-Maresme, tanto a nivel geográfico, como económico, social y cultural.

La mezcla social permite aumentar el grado de interculturalidad y reducir la segregación. Se puede instaurar de tres formas: incorporando viviendas sociales en los barrios de las clases acomodadas, construyendo viviendas de medio y alto standing en los barrios humildes y construyendo barrios mixtos. Como han demostrado las sociólogas M.A. Huete y R. Muñoz de la Universidad Pablo de Olavide en un estudio de la población inmigrante en Sevilla, “en los barrios multiculturales, los inmigrantes tienen más oportunidades en relación al acceso más cómodo a su red primaria (…), en términos de servicios y equipamientos públicos y privados”.

Siguiendo el ejemplo de Barcelona, el aumento de mezcla social en los barrios del Poblenou permitió una mejora del entorno urbanístico a las clases más humildes, mejorando la conexión con el resto de la ciudad y la dotación en servicios (educativos y sanitarios, entre otros), con más equipamientos y zonas verdes, como he mostrado en mi Tesis doctoral.

En el contexto urbano actual de socialización selectiva y competencia, con una importante estigmatización de los colectivos desfavorecidos, una mezcla social y ética a igual proporción de las diferentes comunidades a nivel de barrio permite aumentar la eficiencia económica y la equidad distributiva, como lo demostró el economista estadounidense George Galster. Es decir, mejora las oportunidades, la situación económica y la inclusión social de los grupos más desfavorecidos.

En consecuencia, los estudios sociológicos, geográficos o económicos coinciden en señalar que las segregaciones sociales generan guetos urbanos, que dificultan la convivencia y el ejercicio de los derechos ciudadanos.

Para más información: 

COURT, Claire, 2023, La mezcla social como solución a las desigualdades en las grandes ciudades. Ar@cne, Revista Electrónica de Recursos de Internet sobre Geografía y Ciencias Sociales, Barcelona: Universidad de Barcelona, vol. XXVII, nº 275. DOI: https://doi.org/10.1344/ara2023.275.40625

Claire Court
Claire Court
Universidad de Barcelona
spot_img

MÁS LEÍDOS