Actualmente, los destinos turísticos se enfrentan a numerosos cambios disruptivos, de distinto origen y naturaleza, que se manifiestan como retos de muy diferente índole y magnitud. Entre ellos destacan los efectos derivados de la hipermovilidad y de la turistificación, que conllevan problemas de acceso a la vivienda o la transformación comercial, ambos especialmente destacables en las ciudades. La destrucción de sistemas ecológicos en los espacios litorales, con la disminución de la biodiversidad, el estrés hídrico y el reto de la emergencia climática. Pero también las crisis económicas, cada día más recurrentes, que modifican rutas y afectan a diversos aspectos como el nivel de gasto de los turistas o a la inversión; o las derivadas de la inestabilidad geopolítica mundial, entre otras.
En muchas ciudades y zonas costeras españolas, estos retos coexisten y los ciudadanos, los empresarios y las administraciones públicas notan sus efectos día a día pidiendo respuestas rápidas, pero encuadradas en visiones a medio y largo plazo. Prueba de ello son la multitud de manifestaciones que se están sucediendo en los últimos meses en distintos destinos españoles (Canarias, Barcelona, Málaga, Palma, Granada…) demandando otro tipo de turismo; porque un cambio de modelo turístico más sostenible y respetuoso, tanto con la sociedad como con el medio ambiente, depende de nosotros.
Se observa así una gran diversidad de destinos en cuanto a su nivel de afectación, pero también en las respuestas por parte de las empresas y administraciones públicas, en los procesos de adaptación y, en concreto, en hacer que tengan una mayor capacidad de resiliencia. Esto último pasa por diseñar territorios con capacidad de anticipación a las crisis y con habilidades que les permitan salir reforzados de las mismas.
En ocasiones, los retos relacionados con las emergencias turísticas pueden parecer desafíos distantes e incluso de difícil o imposible solución, pero cada vez más se observan patrones y elementos básicos que pueden ser considerados buenas prácticas. Entre ellos destacan tres: planificación, regulación y sensibilización, a los que habría que añadir un cuarto, educación.
El primero de ellos, la planificación, resulta esencial, al tratarse del instrumento para anteponerse a los problemas, programando estrategias, planeando soluciones y diseñando la provisión de instrumentos y elementos que supongan mejoras. Un ejemplo son los planes de mitigación y adaptación al cambio climático, que buscan establecer un marco y calendario de acciones para reducir las emisiones y el gasto energético, y también para acondicionar los destinos mejorando su confort. Los planes están guiados por unos objetivos a los que hay que incorporar estas emergencias turísticas. En muchos lugares, esto supone establecer límites al crecimiento, incluso el decrecimiento en algunas capacidades de alojamiento, mejor redistribución de los beneficios y estrategias para una adecuada transición ecosocial. Es el caso del Plan Estratégico de Conil y su coordinación con el PGOU o la Ley de Circularidad de las Islas Baleares.
El segundo, la regulación, se basa en las normas e instrumentos, normalmente de carácter urbanístico y/o territorial, que permiten aplicar medidas para controlar distintos aspectos de la actividad, como los derivados de la afluencia masiva o los de los cambios de funcionalidad. Con ella se busca conseguir un equilibrio entre las partes implicadas y afectadas, establecer un marco de acción y definir unas reglas claras sobre las que poder actuar. Todos los municipios disponen de esta capacidad, de manera que solo se necesita voluntad política para aplicarlos atendiendo a los intereses del bien común a medio plazo. Es el caso de las limitaciones de crecimiento en viviendas de uso turístico en Bilbao o San Sebastián, o el reconocimiento de los derechos del Mar Menor, y cuya visión ecocentrista nos sirve de ejemplo para proteger un ecosistema.
Por último, la sensibilización, no solo de la ciudadanía afectada sino del conjunto de la sociedad, que de manera articulada tiene una enorme capacidad para impulsar o paralizar proyectos. Pero no se puede entender la sensibilización sin la educación. En momentos de emergencia como el actual se tiene que invertir y trabajar en formar y educar a la población. A la ciudadanía como turistas respetuosos, con conciencia de nuestros actos y al empresariado como responsable de actividades que estén comprometidas con el territorio. Porque “el capital no tiene patria” y las decisiones de las administraciones públicas deben pensar más allá de los cuatro años de una legislatura política. Se ha de actuar con consensos sociales mayores. Se precisa no solo una gobernanza participativa, más eficaz, sino una democracia más radical.
Vivimos en una época en la que tenemos más datos e información que nunca, pero esto no siempre genera un conocimiento útil en la toma de decisiones frente a los retos ya enunciados que beneficien al mayor número de ciudadanos, no solo a unos intereses particulares y corporativos, con visión a medio y largo plazo.
Estas reflexiones emanan de los resultados de tres proyectos de investigación I+D+i *, que se han mostrado en el curso de verano “Adaptación y emergencias turísticas en tiempos de cambio” organizado por la Fundación General de la Universidad de Málaga en Marbella; contando con la participación de siete geógrafos de la Universitat d’Alicant, la Universitat Autònoma de Barcelona, la Universitat de les Illes Balears, la Universidad de Sevilla, la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Málaga.
Referencias bibliográficas:
Navarro-Jurado, E., Romero-Padilla, Y., & Romero-Martínez, J. M. (2023). Coastal Tourist Destinations in Spain: Growth, Social Reaction and Answers–Practices for a Post-growth Scenario. In A. Blanco-Romero, & M. Blázquez-Salom (Eds.). Spanish Tourism Geographies: Territorial Diversity and Different Approaches (pp. 417-434). Cham: Springer International Publishing.
Fernández-Tabales, A., Piñeira-Mantiñán, M. J., & Mínguez, C. (2023). Touristification and Vulnerability in Urban Centres: Concepts and Analysis Approaches from the Geography of Spanish Tourism. In A. Blanco-Romero, & M. Blázquez-Salom (Eds.). Spanish Tourism Geographies: Territorial Diversity and Different Approaches (pp. 365-382). Cham: Springer International Publishing.